Concepto
Estos objetos comunes, aparentemente sin significado
han formado parte de mi paisaje común siempre en un segundo plano. Ahora están
en el primer plano.
En la vida cotidiana, estos objetos carecen de
significado en si mismos. Simplemente son útiles, funcionan; forman parte de
las acciones inconscientes que realizo a diario. Están en continuo contacto con
mis manos, pero no son joyas. Son fuertes, resistentes y baratos. Sin valor
material. No tienen estatus. Son fácilmente remplazables y casi descartables.
Son despreciados.
Ahora quiero liberar a estos objetos de su función
reconvirtiéndolos en joyas. En elementos frágiles, delicados, elegantes y
nobles. Cada uno con carácter propio, único e irrepetible. Hecho a mano, con mi
mano.
Así, por esta vez ellos no trabajarán para mí, sino
yo para ellos.
Estos objetos vulgares representan en su esencia la
fragilidad de lo cotidiano. Hablan de la
fragilidad del presente y de los momentos ordinarios, los que descartamos y
después no recordaremos.
La porcelana engrandece la idea de que aquello que
consideramos insignificante es esencial. Si lo tenemos no lo vemos, pero si se rompe,
si desaparece, habremos perdido mucho.
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